martes, 16 de mayo de 2017

Bloque N°14 Socioantropologia



LOS DERECHOS HUMANOS COMO EXPRESIÓN DE LA DIGNIDAD HUMANA

La dignidad de la persona tiene en su dimensión social una eficacia operativa.

4.1. UN MÉTODO HISTÓRICO-DOCTRINAL PARA ESTUDIAR LOS DERECHOS        HUMANOS

Los derechos humanos, tal como se van concre­tan­do, con muchos altibajos, dificultades y equivoca­ciones, están en las fuentes del pensamiento cristiano. Ese proceso de positivación jurídica sólo históricamente se ha dado en sus comienzos dentro del contexto de una cultura cristia­na. De hecho no encontramos nada parecido en otras culturas, fuera del cristianismo.

4.2. LA TERMINOLOGÍA EN LOS TEXTOS MÁS IMPORTAN­TES DE LOS       DERECHOS HUMANOS.

Expresiones como derechos del hombre, derechos humanos, dere­chos de la persona humana, derechos fundamentales... son expresiones casi tautoló­gicas y excesivamen­te genéricas, aunque comunes, desde el s. XVIII. Todo derecho es humano, porque sólo el hombre es titular de derecho en sentido estricto. Esas expre­siones se refieren solo a ciertos derechos del hombre, llamados fundamenta­les en cuanto aluden a exigencias básicas del ser huma­no, y por ello fundamentan a los demás derechos humanos.
Substancialmente todas las expresiones indican de alguna manera que esos derechos no dependen exclusiva­mente de normas positivas y que tienen valor previo y superior o indepen­dien­te de ellas: pertenecen a todo hombre, por el mero hecho de ser hombre, sin diferencias religiosas, sociales o cultu­rales.


4.3. DESARROLLO HISTÓRICO DE LOS DE­RECHOS HUMANOS EN LA DSI.

Ya hemos relacionado la dignidad del hombre, en su dimensión bíblica, teológica, histórica y social. Ahora lo haremos con los derechos humanos

El A. y N. Testamento ofrecen criterios sobre la persona en su relación con la sociedad y con el poder político. Trasmiten una visión religiosa en la que está presente el poder político.  Ese "humus" bíblico y cristiano se encar­na­rá lentamente en la historia social, según se van entendiendo y asumiendo las viven­cias cristianas con mayor o menor intensi­dad.

4.3.1. INICIO Y OBSCURECIMIENTO DE LA DOCTRINA SOBRE ESTOS DERECHOS.

Sto. Tomás y sus seguidores desarrollan una teoría política que incluye derechos civiles y políticos. La autoridad política, fundada en la naturaleza humana creada por Dios, radica en el pueblo o en la sociedad, sujeto del Poder y origen del Estado. Consecuencia inmediata es la igualdad esencial de todos. La transferencia del Poder de la sociedad al rey o príncipe es fruto de un pacto. El sentido de democracia radical faculta para ejercer el derecho de resisten­cia hasta el tiranicidio. El bien común de la sociedad justifica, por otra parte, la intervención del Estado en la sociedad y en la regula­ción de la vida económi­ca.

La DSI. no entra directa­mente en el derecho positivo pero sí entra en su fundamentación y contenidos. Los derechos humanos para la Iglesia son el resultado de una simbiosis entre experien­cia y teoría bastante precisas, con declaraciones de derechos humanos y su defensa, más conectados con teólogos, juristas, misioneros y evangelizado­res, que con el Magisterio del Papa.

Desde León XIII hasta ahí la postura de la Iglesia se decanta y articula dentro de su propia concep­ción sobre el hombre, la sociedad y el signifi­cado y funciones del poder político.


4.3.2. RECUPERACIÓN DE LA DOCTRINA DE LOS DERECHOS HUMANOS PARA LA DSI.

La inserción del espíritu cristiano como raíz de los derechos humanos, llama­dos "libertades sociales y civiles", y la recuperación de su dimensión religiosa, es lenta y difícil durante las SS. XIX y XX.

a)   ALGUNOS DERECHOS HUMANOS MÁS IMPORTANTES EN LA DSI: El derecho a la vida. Para la Biblia la vida es un don de Dios. Tiene un valor divino porque de Él participa, con indepen­dencia de sus cualida­des y de su utilidad social, en todas sus formas, no solo biológi­ca y en todas las dimensiones del hombre. Es el más fundamental y supone a los restantes derechos.

El derecho a la libertad religiosa. Se trata de la libertad de conciencia y por tanto de religión para dar culto a Dios y practicar la fe.

El derecho a la participación en la vida social. Implica la necesidad de la educación en la participación cívica y política. Su carencia es una forma de pobreza.

b)   DE LEÓN XII A PÍO XII: En la encíclica Libertas incorpora a la DSI las "li­bertades modernas separando lo que en éstas hay de bueno de lo que en ellas hay de malo" porque en ellas se identifi­ca lo nuevo en cuanto bueno que coincide con la verdad permanente.

Como li­bertades concretas desa­rrolla la libertad de cultos, que rechaza cuando se identifica con "el derecho de desnaturalizar impunemen­te una obligación santísima y de ser fiel a ella, abandonando el bien para entregar­se al mal". La libertad de expresión y de imprenta, que admite "en las materias opinables, dejadas por Dios a la libre discusión de los hombres (...) muchas veces conduce al hallazgo y manifestación de la verdad" . La libertad de enseñanza, "circunscrita dentro de ciertos límites, para evitar que (...) se trueque impunemente en instrumento de corrupción". La libertad de conciencia, por la "que el hombre en el Estado tiene el derecho de seguir (...) la voluntad de Dios y de cumplir sus mandamientos sin impedimento alguno (...) ha sido siempre el objeto de los deseos y del amor de la Iglesia".

En el Radiomensaje de Navidad (1944), se refiere a la demo­cracia, distinguiendo entre ciudadanos y masas y negando el absolutismo del Estado. El orden internacio­nal nuevo pide un órgano común para el mantenimiento de la paz. Es un tema al que volverá en el Radiomensaje de Navidad (1952) hablando de la despersonalización del hombre moderno por "una gigantesca máquina administrativa" que encamina a la sociedad "hacia el desconoci­miento de la persona" cuando "todo diseño o programa debe estar inspirado por el principio de que el hombre, como sujeto, custodio y promotor de los valores humanos, está por encima de las cosas, incluso por encima de las aplicaciones del progreso técnico”.

c)   DE JUAN XXIII A PABLO VI: La declaración que hace, tiene unas característi­cas gene­ra­les: integra lo tradicional y la novedad; ve la manifesta­ción de la persona en la vida social a través de los derechos y deberes cuyo carácter no es sólo formal y abstracto sino social. El catálogo de derechos que presenta no es, ni pretende ser, exhaus­ti­vo. En ellos se da una correla­ción de derechos y deberes aunque no enumera directamente los deberes.

El derecho natural y el derecho de la persona marcan el orden moral que es interior y tiene propiedades universales, inviola­bles e indivi­duales con tres aspectos: el orden obje­tivo, el co­noci­miento natural como fuerza moral y su obligato­riedad y vigor jurídico. El fundamento último de todo ello está en Dios.

Del Concilio, para conocer este tema, es imprescindible la Constitu­ción GS. y la declaración Dignitatis Humanae sobre la libertad religiosa. Pero el Concilio no hace una norma jurídica o declara­ción de derechos; no hay orden sistemáti­co para tratarlos sino que están incluidos en los distintos temas y tienen diversas apli­caciones.

No obstante, se puede hacer un intento de sistematización de los derechos fundamentales que contiene. Indudablemente estos derechos y sus correspondientes deberes están sometidos a unos límites.

5. LA RELACIÓN PERSONA-SOCIEDAD.

La idea de sociabilidad natural del hombre está directamente conectada con su naturaleza social. Aparece ya en la concepción de la patrísti­ca (s. Agustín) y con la escolástica (Sto. Tomás, Vitoria) llega a formar parte de la mentalidad del mundo moderno.


5.1. DSI. SOBRE LA RELACIÓN PERSONA-SOCIEDAD.

El tema está presente en la DSI. Desde los primeros documen­tos de León XIII. Para las Orientaciones la "relación entre la persona y la sociedad son mutuas y necesarias. Nacen con la persona, 'por su innata indigencia y por su natural tendencia a comunicar con los demás'". Son el fundamen­to de toda sociedad y de sus exigencias éticas. Tal interdependencia está presente en el entrama­do de la vida social del hombre. Pero no se trata de entender lo 'social’ como lo 'colecti­vo' pues "la fuerza y el dinamismo de esta condición social de la persona se desarrolla plenamente en sociedad, que ve, por consiguiente, acrecentarse las relaciones de convivencia tanto a nivel nacional como interna­cional".

5.2. EL FENÓMENO DE LAS CRECIENTES RELACIONES SOCIALES.

GS. tienen en cuenta la naturale­za y la vocación comunitarias del hombre, según el plan de Dios, desde el origen hasta la consuma­ción, pasando por el mandamiento nuevo, lo cual "demuestra que el desarrollo de la persona humana y el crecimien­to de la propia sociedad están mutuamente condicionados porque el principio, el sujeto y el fin de todas las institucio­nes socia­les es y debe ser la persona humana, la cual, por su misma naturale­za, tiene absoluta necesi­dad de la vida social" que "en­grande­ce al hombre en todas sus cualidades y le capacita para responder a su vocación".

En nuestra época hay un fuerte proceso social en el que "por varias causas, se multiplican sin cesar las conexiones mutuas y las interdepen­den­cias; de aquí nacen diversas asociacio­nes e institu­ciones tanto de derecho público como de derecho privado". Es el "fenómeno, de la socialización, que, aunque encierra algunos peligros, ofrece, sin embargo, muchas ventajas para conso­lidar y desarrollar las cualidades de la persona humana y para garantizar sus derechos".

EL ASPECTO POSITIVO: FAVORECE A LA PERSONA Y GARANTIZA SUS DERECHOS.
ve un aspecto positivo porque "a través del trato con los demás, de la recipro­cidad de servicios, del diálogo con los hermanos, la vida social engrandece al hombre en todas sus cualidades y le capacita para responder a su vocación". Esto ofre­ce "muchas ventajas para consoli­dar y desarro­llar las cualida­des de la persona humana y para garantizar sus derechos". También para las O­rientacio­nes este aspecto "no puede ser acogido sino positiva­mente, dado que permite lograr la realiza­ción de la solidaridad humana y favorece la ampliación del marco de las actividades materiales y espirituales de la persona".

La doctrina conciliar recoge lo expuesto sobre la socialización plasmada "la mayoría de las veces, por el derecho público o por el derecho privado", lo que "es indicio y causa, al mismo tiempo, de la creciente intervención de los poderes públicos". "Esta tendencia ha suscitado por doquiera, sobre todo en los últimos años, una serie numerosa de grupos, de asociaciones y de instituciones para fines económicos, sociales, culturales, recreativos, deportivos, profesionales y políticos, tanto dentro de cada una de las naciones como en el plano mundial"

5.2.2. EL ASPECTO NEGATIVO: LAS ESTRUCTURAS DE PECADO.

Hay un aspecto negativo en la sociabilidad humana: "al negarse con fre­cuencia a reconocer a Dios como su principio, rompe el hombre la debida subordinación a su fin último, y también toda su ordena­ción tanto por lo que toca a su propia persona como a las relacio­nes con los demás y con el resto de la creación. Es esto lo que explica la división íntima del hombre. Toda la vida humana, la individual y la colectiva, se presenta como lucha, y por cierto dramática, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas" (GS. 13).

"Cuando la realidad social se ve viciada por las conse­cuen­cias del pecado, el hombre (...) encuentra nuevos estímulos para el pecado" (GS. 25). Este texto le sirve a para afirmar: "la suma de factores negativos, que actúan contrariamen­te a una verdadera conciencia del bien común universal y de la exigen­cia de favorecerlo, parece crear, en las personas e institu­ciones, un obstáculo difícil de superar". Son las "estruc­turas de pecado (...que) están unidas siempre a actos concretos de las personas (...) y son fuente de otros pecados, condicio­nando la conducta de los hombres".

5.3. SOCIALIZACIÓN ECONÓMICA. TENSIÓN ENTRE SOCIALIZA­CIÓN Y PERSONALIZACIÓN

El Estado moderno, transformado en máquina administrati­va gigantesca, invade todos los sectores de la vida. Eso pone al hombre en un estado de temor y angustia, entre el yo y el nosotros, que frecuentemente desperso­naliza.

Pío XI, cuando analiza las relaciones entre capi­tal y trabajo, condena el liberalismo extremo y también la doctrina que defiende "que, quitando únicamente lo suficiente para amorti­zar y reconstruir el capital, todo el producto y el rendimiento restante correspon­da en derecho a los obreros" también condena la teoría y la praxis de los socialistas, “según los cuales todos los medios de producción deben transferirse al Estado, esto es, como vulgarmen­te se dice, 'socia­lizarse'".

Pío XII, hablando a los obreros católicos italia­no, diferenciados específicamente en su organiza­ción de los sindicatos, justi­fica la socialización [económica] "solo en los casos en que se presenta realmente requerida por el bien común", como único medio eficaz "para remediar el abuso o para evitar un desperdicio de las fuerzas productivas" y también "para asegurar el ordena­miento orgánico de estas mismas fuerzas y dirigirlas en beneficio de los intereses económicos de la nación", sin negar que "la socialización implica la obligación de una congrua indemnización" que resultará de calcular "lo que en las circuns­tancias concretas es justo y equitativo para todos los interesa­dos"

Bloque N°13



DOCTRINA SOCIAL
INTRODUCCIÓN
La Doctrina Social de la Iglesia, también llamada pensamiento social cristiano, pues meternos a su estudio, a un nivel básico, exigiría un tiempo de dedicación con el que muchos/as de nosotros/as no contamos, seguramente algunos/as asociados/as y hermanas tendrán estudios más profundos hechos sobre este tema, pero también hay un gran grupo que no; se ha intentado que el estudio sea útil para ambos grupos.
Hay un movimiento pendular que va desde la visión de optimismo ambiental sobre la posibilidad de desarrollo económico e independencia de los pueblos hasta la toma de conciencia de la dificultad que supone la erradicación de la pobreza; lo que es constatable es que, si no transformamos el mundo actual, la distancia entre las personas, colectivos y países ricos y pobres se va haciendo cada vez más grande.
Colaborar en esta transformación es responsabilidad de toda persona y colectividad humana, cada cual desde sus posibilidades reales.
PREGUNTAS PERSONALES
1. ¿cómo estamos favoreciendo a esta transformación desde nuestra tarea? 2. ¿Nos planteamos cuál es nuestra aportación? 3. ¿Qué papel tiene entre nosotros la reflexión social? 4. ¿Qué conocemos acerca del pensamiento social?
El panorama de la pobreza puede extenderse indefinidamente, si a las antiguas añadimos las nuevas pobrezas, que afectan a menudo a ambientes y grupos no carentes de recursos económicos, pero expuestos a la desesperación del sin sentido, a la insidia de la droga, al abandono en la edad avanzada o en la enfermedad, a la marginación o a la discriminación social…
El amor tiene por delante un vasto trabajo al que la Iglesia quiere contribuir también con su doctrina social que concierne a toda persona y se dirige a todas las personas.

¿QUÉ ES LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA?
Es un patrimonio de enseñanzas que se organizan sistemáticamente: es un cuerpo de enseñanza elaborada en el seno de la Iglesia, como respuesta histórica a los problemas económicos y sociales. Esta enseñanza se presenta en documentos de diverso rango: encíclicas, exhortaciones apostólicas, radiomensajes, cartas apostólicas, pastorales.
Este patrimonio eclesial de pensamiento y acción se ha ido organizando y reorganizando en los últimos años, a partir de la Encíclica Rerum Novarum de León XIII (1891), bajo el nombre de “Enseñanza Social” o “Doctrina Social de la Iglesia”, como un conjunto de principios de reflexión de valoración permanente , criterios de juicio y orientaciones para la acción.
La DSI abarca todos los campos en los que se desarrolla la convivencia humana, se extiende objetivamente al entero panorama de las realidades temporales que configuran y condicionan la vida de la persona humana dentro de la sociedad.
Las respuestas históricas de la Iglesia a los problemas sociales se siguen la dinámica inductiva del VER – JUZGAR - ACTUAR
VER: es ver con preocupación la realidad que tiene rostros humanos imborrables. Para ver hay que percibir con la inteligencia, es informarse y comprender los problemas, las situaciones de injusticia, sus causas, los factores que las producen, los mecanismos y las personas que las reproducen.
JUZGAR: es interpretar la realidad y distinguir qué es y qué no es proyecto de Dios sobre el hombre y el mundo en la vida concreta de las personas, colectividades y pueblos.
ACTUAR: es dar vida, dar existencia concreta a las elecciones y decisiones coherentes con los valores del Reino de Dios, porque la DSI está orientada a la praxis.

La doctrina social nació del encuentro del mensaje evangélico y de sus exigencias, comprendidas en el mandamiento supremo del amor a Dios y al prójimo, y en la justicia, con los problemas que surgen en la vida de la sociedad.
El pueblo de la Biblia sufre la opresión en Egipto. La historia de este pueblo está ligada a la fe en el Dios que siente su aflicción y camina con ellos hacia una patria de libertad y de vida en la cual no vuelvan a ser esclavos.  “Yo Yahvé , soy tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre” (Ex 20,2). Con su acción Jesús también educa políticamente y socialmente al pueblo; una educación para participar en el destino propio y de los suyos desde la fe en él.
1.   ¿QUÉ ES LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA?: La doctrina social es la parte del magisterio de la Iglesia que se ocupa de enseñar el comportamiento correcto de los hombres en su vida social.
2.   ¿CUÁL ES EL FIN DE LA DOCTRINA SOCIAL?: El fin inmediato de la doctrina social es proponer principios y valores que contribuyan a crear una sociedad digna del hombre
3.   ¿CUÁLES SON LOS PRINCIPIOS DE LA DOCTRINA SOCIAL? : La doctrina social se apoya en cuatro principios básicos: la dignidad de la persona humana, el bien común, la subsidiaridad y la solidaridad.
LA VERDAD: Conviene resolver las situaciones buscando el bien verdadero, con independencia del propio interés. Así se evitan muchas tiranías. Este tema afecta mucho a los medios de comunicación y a los fraudes económicos.
LA LIBERTAD: En el ámbito religioso, cultural, político, etc. Siempre dentro del bien común y del orden público. Sin olvidarse del bien verdadero y de la responsabilidad correspondiente, pues se trata de elegir el bien.
LA JUSTICIA: Es el hábito de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido. Ante todo, es importante reconocer la dignidad de los demás, con independencia de lo que posean o de la utilidad que proporcionen. La justicia debe basarse en la ley natural y conviene que sea mejorada por la caridad y la solidaridad.
LA CARIDAD: El amor al prójimo es el criterio supremo de la ética social. Si hay caridad, habrá verdad, justicia, libertad, etc. La caridad se ejercita principalmente con el espíritu de servicio a los demás, buscando su bien.
¿LOS PRINCIPIOS Y VALORES SOCIALES SON DISTINTOS DE LOS INDIVIDUALES?: En parte sí, en parte no. La naturaleza humana no cambia cuando el hombre se reúne, de modo que los principios éticos, los diez mandamientos y  las virtudes que conviene ejercitar son los mismos en ambos casos; y el resumen de amar a Dios y al prójimo, también coincide en los planos individual y social. Sin embargo, para la vida social conviene prestar particular atención a los principios y valores que se han explicado.
¿ES MISIÓN DE LA IGLESIA RESOLVER PROBLEMAS SOCIALES?: No, no. Esta es misión general de los hombres, y en particular de los gobernantes que tienen el dinero y redactan las leyes. A ellos compete conseguir una distribución justa de los bienes. De todos modos, la Iglesia resuelve muchos problemas sociales por caridad. Pero no es su misión: Cristo no vino a la tierra para resolver dificultades económicas. En cambio, es tarea de la Iglesia establecer principios y orientaciones que señalen caminos posibles y erróneos, teniendo en cuenta la ley natural y las enseñanzas de Jesucristo.
I.  RESPETAR LA PERSONA HUMANA
Los cimientos del pensamiento social católico son el adecuado entendimiento y valor de la persona humana.
Los papas adoptaron el concepto de "derechos humanos" para comunicar que todos y cada uno de los seres humanos, como hijos de Dios, tienen ciertas inmunidades contra el daño que puedan infligirnos otras personas y merecen ciertos tipos de tratamiento.  En particular, la Iglesia ha sido contundente en la defensa del derecho a la vida de todos los seres humanos inocentes desde su concepción hasta la muerte natural.  La oposición al aborto y a la eutanasia forman los cimientos necesarios para respetar la dignidad humana en otras áreas tales como la educación, la pobreza y la inmigración. 

II.  PROMOVER LA FAMILIA
La persona humana no es simplemente un individuo, sino que también es miembro de una comunidad. Si no reconocemos el aspecto comunitario caemos en un individualismo radical. Un entendimiento íntegro de la persona considera los aspectos sociales del individuo. La primera consideración social, en orden e importancia, es la familia, la cual es la unidad básica de la sociedad y es anterior y en cierto sentido supera a las demás sociedades en una comunidad. La doctrina social de la Iglesia pone acento en la importancia de la familia, en particular en la importancia de promover matrimonios estables que acojan y eduquen a los niños. 
III. PROTEGER LOS DERECHOS PATRIMONIALES
De la Iglesia, dio tres motivos por los que la propiedad privada es esencial para la prosperidad humana:
Primero, porque cada uno es más solícito en gestionar aquello que con exclusividad le pertenece que lo que es común a todos o a muchos, puesto que cada cual, huyendo del trabajo, deja a otros el cuidado de lo que conviene al bien común, como sucede cuando hay multitud de servidores; segundo, porque se administran más ordenadamente las cosas humanas si a cada uno le incumbe el cuidado de sus propios intereses; sin embargo, reinaría confusión si cada cual se cuidara de todo indistintamente; tercero, porque así el estado de paz entre los hombres se mantiene si cada uno está contento con lo suyo.
IV.  TRABAJAR PARA EL BIEN COMÚN.
Los cimientos del pensamiento social católico son el adecuado entendimiento y valor de la persona humana.
La prosperidad humana es multifacética porque el ser humano como tal tiene muchas dimensiones. La perfección humana incluye una dimensión física de la salud y el bienestar psicológico. Si un país no tiene suficiente agua potable para tomar, alimentos nutritivos y un entorno relativamente libre de toxinas, los seres humanos no podrán alcanzar la plenitud de su potencial.  Además, la prosperidad humana tiene una dimensión intelectual con la que pueden colaborar o bien que puede verse dificultada por las oportunidades educativas o la ausencia de ellas.  Finalmente, cada uno de nosotros carga con una dimensión ética o moral que se verá frustrada si no evitamos los vicios y si no cultivamos la virtud. El bien común incluye todos estos elementos.
V.  OBSERVAR EL PRINCIPIO DE SUBSIDIARIEDAD
Algunos pensadores cristianos conciben que el estado o gobierno fue establecido simplemente para reprimir tanto a los deseos malos como a las personas malas.  En el pensamiento católico, el gobierno también tiene un rol más positivo que consiste en ayudar a garantizar el bien común. El Papa Juan Pablo II lo dijo del siguiente modo:
Es deber del Estado proveer a la defensa y tutela de los bienes colectivos, como son el ambiente natural y el ambiente humano, cuya salvaguardia no puede estar asegurada por los simples mecanismos de mercado.
Es difícil encontrar una respuesta a estas preguntas sin estar inmersos en una situación concreta, dado que depende de los criterios prudentes que emanen de situaciones particulares. Las personas de buena voluntad, inclusive los católicos que intentan poner en práctica la doctrina social de la Iglesia, pueden estar legítimamente en desacuerdo respecto de si se justifica una determinada ley o intervención gubernamental para aliviar un problema social. Muchos interrogantes sociales, tales como "¿Debería ofrecerse un beneficio de bienestar social a las personas en esta situación particular?", no admiten una respuesta que pudiera ser vinculante para todos los católicos. Sin embargo, todos los católicos están obligados a trabajar para encontrar una solución a los problemas sociales contemporáneos a la luz del Evangelio y su mejor sabiduría práctica.
VI.  RESPETAR EL TRABAJO Y AL TRABAJADOR
Según el Génesis, Dios no sólo crea al hombre, sino que también lo hace trabajar para que les ponga nombre a los animales y cuide el jardín. Es evidente que Dios no le dio a Adán esta tarea porque estaba muy cansado como para terminar el trabajo. Por el contrario, el trabajo humano no sólo participa en el cuidado creativo y providencial de Dios del universo sino que también lo refleja. Incluso antes de la caída, el hombre fue creado para cultivar y mantener el Jardín del Edén, para imitar el trabajo de Dios en la creación a través del trabajo humano.
VII.   BUSCAR  LA PAZ Y OCUPARSE DE LOS POBRES.
Paz significa mucho más que la ausencia de un conflicto violento. Paz es "tranquilidad del orden", tomando la frase de San Agustín. La guerra entre las naciones puede ser necesaria algunas veces, pero solamente para restaurar la paz. La Iglesia Católica, desde al menos los tiempos de San Agustín, avaló la "teoría de la guerra justa".  El pacifismo rechaza rotundamente la declaración de guerra por ser moralmente mala por diversos motivos, algunos de ellos seculares (la violencia engendra violencia) y algunos otros religiosos (Jesús actuó sin violencia). 
El realismo, en el contexto de la ética de guerra, sostiene que la guerra no tiene ningún tipo de regla aparte de, tal vez, la ley del más fuerte.
CUATRO PILARES PARA LA EDUCACIÓN, SEGÚN ESTANISLAO ZULETA
El pensamiento de Zuleta ha dejado un importante legado en el desarrollo crítico de las estructuras sociales y la perspectiva de la educación frente a las necesidades crítico-transformadoras de un modelo.
Por tal motivo, se trae a colación los cuatro pilares que Zuleta considero fundamental para la educación, que serán una útil herramienta para el debate y la reflexión.
En primer lugar, Zuleta plantea la función educativa de la literatura, cómo un medio de desarrollo de un pensamiento crítico, reflexivo y transformador y parte de su mismo gusto por la lectura, dejándole gran parte de su ejercicio a su meditación. En su ensayo titulado Sobre la lectura, establece que ésta consiste en una tarea que requiere del lector, dedicación y una transformación, que surge de lo que Zuleta denomina “rumiar el contenido”, afirmando que el pensamiento funcionaría de acuerdo con tres capacidades: 1) capacidad de admiración e idealización; 2) capacidad de oposición: crítica; y 3) capacidad de creación: juego, de inocencia, rueda que gira. 
Zuleta considera a la lectura, un acto importante, en la que el lector debe disponerse para dejarse perturbar, deslumbrar, transformar, afectar por el contenido del texto, y por los interrogantes que suscita la lectura.  No se lee entonces por simple diversión, se lee porque existe una cuestión que necesita ser resuelta y porque se aspira a que el texto diga algo sobre esa cuestión. La literatura es, entonces, una oportunidad para interpretar los hechos históricos y derivar de estos análisis, posibilidades de transformación social.
 La graduación de bachillerato, es el paso al éxito con el propósito de aprender, pero, junto a ese aprendizaje, se les dio la posibilidad de conocer personas maravillosas, de vivir, experimentar y comprender el verdadero significado de la amistad, del compromiso, de la responsabilidad y de manera especial de formarse como personas honestas, justas y cumplidoras del deber. Bachilleres: El título es la recompensa de esos momentos no gratos, para algunos, no para todos. Muchas clases eran aburridoras, no les gustaba cuando los profesores les llamaban la atención o impartían disciplina, cuando les exigía el cumplimiento de las tareas, pero el único objetivo era formar personas integras, con valores y con suficientes herramientas para que se defendieran en la vida, para que el futuro de cada bachiller fuera con calidad humana, personas formadas que la suerte y la bendición de Dios los alcanza y acompaña, gracias a esos docentes  que les ayudaron a descubrir quiénes son, de dónde vienen y para donde van; profesores que les enseñaron la importancia de saber vivir el amor, el progreso, compromiso personal, familiar y social y sobre todo la vivencia de la ética y la moral. Eso los hará grandes.
2 PUNTO
Me pareció muy bueno pues nos habla acerca de un breve acercamiento a la Doctrina Social de la Iglesia, también llamada pensamiento social cristiano, pues meternos a su estudio, a un nivel básico. Aunque aquí sólo ofrece una comprensión básica de lo que es la DSI, sin duda, este breve acercamiento nos aportará orientación antes de llevar a cabo la IV urgencia del Documento Capitular que nos pide, para este sexenio, la necesidad de discernir el modo de dar respuesta carismática a las necesidades de los pobres y excluidos de hoy, desde nuestra realidad.

3 PUNTO

Las condiciones sociales contribuyen ya sea a la estabilización o a la desestabilización de las estructuras familiares.  Entre las condiciones sociales que las desestabilizan, podemos encontrar las jornadas de trabajo obligatorias e irracionalmente extensas, una "cultura social" tóxica que denigra la fidelidad, la disolución legal de la definición del matrimonio entre un hombre y una mujer y el cobro excesivo de impuestos.